La Comisión de Medio Ambiente de la Unión Europea ha aprobado la fecha en la que quedará prohibida la fabricación y venta de todo vehículo que cuente con un motor de combustión, ya sea gasolina o diésel, híbrido, híbrido enchufable o de gas (GLP y GNC): el 1 de enero de 2035.
Adios al motor de combustión
El transporte es el sector con más peso en el cómputo global de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), siendo responsable de más 27 % del total de las emisiones en la Unión Europea. Dentro del sector del transporte, según el Parlamento Europeo el transporte por carretera representa el 72 % de las emisiones totales de CO2 en la UE, y dentro del transporte por carretera, los vehículos ligeros (coches y furgonetas) representan respectivamente el 60,7 % y el 11,9 % de las emisiones de CO2.
Según un estudio de la Comisión Europea, publicado a comienzos de 2005, la presencia de las partículas en suspensión en la atmósfera, producidas principalmente por el motor de combustión, produce cada año 288.000 muertes prematuras. Otro estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en 2004 afirma que la exposición a las partículas en suspensión es la causa de la muerte prematura de 13.000 niños de entre uno y cuatro años de edad anualmente.
Con todo, cada año son 7 millones de muertes debidas a la contaminación atmosférica y 400.000 a causa de las partículas en suspensión que emiten los vehículos con motor de combustión, principalmente los motores que queman gasoil.
Este escenario llevó al Parlamento Europeo a proponer el año 2040 como fecha tope a partir de la cual quedaría prohibida la fabricación y venta de vehículos con motor de combustión, si bien la Comisión de Medio Ambiente de la Unión Europea ha aprobado recientemente un cambio en dicha fecha, fijándola en el año 2035, cinco años antes de lo previsto.
Inicialmente las fechas establecidas fueron que para el año 2025 deben reducirse las emisiones de CO2 de todos los vehículos con motor de combustión vendidos en Europa un 15 % con respecto a sus niveles de 2021, y que para 2030 deben reducirse un 37,5 %. La Comisión de Medio Ambiente propuso incrementar la reducción fijada para el año 2030 al 55 % en lugar del 37,5 % inicial. El 100 % de reducción de emisiones aplicaría para 2035, imponiendo de facto la prohibición a la fabricación y venta de motores de combustión para ese año.
Un rápido repaso a las hojas de ruta anunciadas por los principales fabricantes de automóviles, nos permite ver que sus planes ya incluyen la descarbonización total de todos sus vehículos entre 2026 y 2030 como máximo, lo que demuestra que ya se están adaptando a dicha normativa.
Finalmente, los representantes de los Jefes de Estado y de Gobierno de los miembros de la Unión Europea tienen que reunirse y decidir si sale adelante o no esta nueva propuesta de Ley.
El miedo a este cambio tan disruptivo está provocando un tira y afloja desde diferentes lobbies, grupos de presión y asociaciones del automóvil, que alertan que alrededor de medio millón de empleos relaciones con la fabricación de componentes relacionados con los motores de combustión quedarán obsoletos.
Según una reconocida consultora a nivel mundial, Boston Consulting Group, los fabricantes de estos componentes son los únicos que perderán cota de empleo, siendo las empresas suministradoras de accesorios no vinculados con los motores de combustión, las relacionadas con la producción de energía y con las infraestructuras para la recarga, así como las empresas relacionadas con el reciclaje de baterías, las que más van a incrementar el volumen de empleo.