Contar con un punto de carga para tu vehículo eléctrico en casa es una solución práctica capaz de mejorar tu día a día y, a medio plazo, tu economía familiar.
Sus bondades son tantas que te vamos a contar por qué merece la pena dar este paso, cuánto cuesta realmente llenar la batería en tu garaje y por qué la instalación de un cargador resulta una inversión fácilmente amortizable.
¿Vale la pena tener un cargador de vehículos eléctricos en casa?
Tener un cargador propio significa olvidarte de las interrupciones y de las sorpresas desagradables al intentar cargar el coche en una estación pública. Imagina llegar al garaje por la noche y conectar el coche para que esté listo al día siguiente. No tienes que salir de ruta, buscar una electrolinera cercana o esperar turno; el cargador doméstico está disponible 24 horas, los siete días de la semana. Esta comodidad evita desplazamientos innecesarios y te ahorra un tiempo muy valioso.
Además, la carga en tu domicilio es más segura. Manejas tus propios cables y conectores en un entorno controlado, sin riesgos de vandalismo ni de manipulación inadecuada de las instalaciones públicas. También puedes programar la recarga para que comience en las horas de menor consumo eléctrico, aprovechando las tarifas más económicas de la noche. Con solo un par de clics en la aplicación de tu cargador, fijas la potencia y el horario, y el sistema se encarga del resto.
Otro beneficio no tan evidente es el efecto sobre el valor de la vivienda. Estudios recientes muestran que los inmuebles equipados con puntos de carga para vehículos eléctricos incrementan su valor de mercado entre un tres y un cinco por ciento. Para un piso o una casa valorada en 200.000 €, esto puede suponer hasta 10.000 € adicionales al ponerla a la venta. En un mercado que poco a poco exige más servicios vinculados a la sostenibilidad, esa ventaja marca la diferencia.
Por último, disponer de un cargador propio ayuda a controlar mejor los costes. Mientras que en las estaciones públicas la tarifa puede variar y encarecer la recarga, en casa solo pagas el precio de tu contrato eléctrico. La gestión de la energía, al alcance de tu mano, te permite planificar tus gastos y ajustar la potencia contratada en función de tu uso real, evitando así penalizaciones o cargos extra.
Por tanto, sí: vale la pena tener un cargador para el coche eléctrico en casa, ya que evita los problemas de disponibilidad y de errores durante la carga, teniendo siempre listo el coche para la siguiente escapada.
¿Necesitas más razones para lanzarte a cambiar tu coche de combustión por uno eléctrico? No dejes de echar un vistazo a este post.
¿Qué coste tiene cargar un coche eléctrico en casa?

Saber cuánto cuesta mover un vehículo eléctrico es clave para tomar una decisión informada. En primer lugar, el precio del kilovatio-hora (kWh) en el mercado regulado suele oscilar entre 0,12 € y 0,20 €, según la hora del día. Si contratas una tarifa con precios fijos, lo normal es pagar alrededor de 0,15 € por kWh. Pero las horas nocturnas, conocidas como periodo valle, pueden bajar el precio hasta 0,10 € o menos.
Por su parte, el consumo medio de un coche eléctrico compacto ronda los 15–18 kWh por cada 100 km. Si asumimos 18 kWh a 0,15 € el kWh, recargar la energía necesaria para 100 km te costaría 2,70 €. Frente a ello, un automóvil de gasolina que gaste 6 L cada 100 km y con un precio de 1,60 € por litro te supondría 9,60 €. La diferencia es clara: con el eléctrico pagas menos de un tercio por la misma distancia.
En el proceso de carga se producen también pérdidas de energía, generalmente entre un 10 % y un 15 %. Teniendo en cuenta un 10 % de pérdidas, esos 18 kWh se elevan a 19,8 kWh, lo que supone un coste de 2,97 € por cada 100 km. Si en un mes recorres 1.000 km, tu gasto en electricidad será de unos 29,70 €. Hay que sumar el término fijo de potencia, que suele rondar 0,10 € diarios (unos 3 € al mes), de modo que el total se sitúa en torno a 33 €.
Si cargas exclusivamente en las horas valle al precio de 0,10 € por kWh, el coste baja aún más: 19,8 kWh por cada 100 km costarían 1,98 €, y para 1.000 km serían 19,80 € de energía más los 3 € de potencia, es decir, 22,80 € al mes.
Así, dependiendo de tu tarifa y de tu patrón de uso, el coste de mover un coche eléctrico desde tu enchufe puede estar entre 20 € y 35 € mensuales, frente a los más de 100 € que a menudo implica un coche de combustión para recorrer el mismo número de kilómetros.
¿Es un cargador de coche eléctrico una buena inversión?
La idea de pagar entre 900 € y 1.900 € por instalar un punto de carga puede parecer elevada a primera vista, pero conviene ponerla en perspectiva. El coste del equipo puede situarse entre 400 € y 800 €, según la marca y la potencia (3,7 kW, 7,4 kW u 11 kW). A ello hay que añadir la mano de obra y el material, que suelen sumar entre 300 € y 600 €, y en ocasiones los refuerzos de la instalación eléctrica, de 200 € a 500 €.
Por otro lado, el ahorro en energía es inmediato y duradero. Si recorres 15.000 km al año y consideras el coste de 2,97 € por cada 100 km, gastarás unos 445 € en electricidad. Con un vehículo de gasolina bien podrías llegar a 1.440 € al año en combustible. La diferencia es un ahorro de casi 1.000 € al año. Dividiendo un coste medio de instalación de 1.400 € entre ese ahorro, el periodo de amortización se sitúa en torno a 1,4 años. A partir de entonces, prácticamente todo lo que pagues en electricidad será beneficio neto.
Además, en España existen ayudas del plan MOVES y de muchas comunidades autónomas que cubren entre el 30 % y el 70 % del coste de instalación. También es frecuente encontrar descuentos en impuestos locales o en la tasa de recogida de residuos para quienes instalan un punto de recarga. Estas subvenciones aceleran aún más la recuperación de la inversión.
Hay que tener en cuenta que son muchas las marcas de cargadores para coches eléctricos disponibles en el mercado. Si quieres conocer algunas de las más consolidadas, no olvides echar un vistazo aquí y encuentra tu cargador de coche eléctrico.
Otro punto favorable es la revalorización de la vivienda. Como se ha comentado, disponer de cargador para vehículo eléctrico añade valor a tu propiedad y la hace más atractiva en un mercado que valora las soluciones sostenibles. Ese plus puede suponer varios miles de euros al tasar la casa.
Por último, el mantenimiento de un coche eléctrico es más barato. No hay cambio de aceite, menos piezas móviles y menos visitas al taller. Menos gastos en repuestos y mano de obra se traducen en otro ahorro sobre el que no siempre se hace suficiente hincapié, lo que refuerza la idea de que el cargador doméstico es una inversión inteligente.